domingo, 5 de febrero de 2017

FALTA MUCHO

EL DIARIO VASCO 3-2-2017

Si a alguien, desconocedor de lo nuestro, quisiéramos relatarle que, por aquí, se mataba y asesinaba sin que ello no estuviera mal visto por muchísima gente, y para ello empezáramos a relatar casos sueltos y le dijéramos que mataron a un vendedor comercial, a un vendedor de chuches, a uno de bicicletas… Si paráramos ahí, posiblemente nos preguntaran que qué tenían los asesinos contra los vendedores. Y tendríamos que echar mano de otros casos, muchos y variados. Si nuestro escucha no llegara a la conclusión de que mataban a personas porque les caían mal, porque pensaban diferente, porque pensaban lo contrario, porque se oponían a ellos, porque les incomodaban sus testimonios; si no concluyera que lo único que querían era someter a las personas, a las cosas y a la historia, a su caprichosa y antojadiza voluntad, y que hacían, sin confundirse, lo que sabían y querían hacer, matar y violentar, es que quien nos escucha o no tiene entendederas, o se lo hemos explicado de forma que peor imposible. Es vital la forma de contar.

Me duele que a los veinte o treinta, o los años que fueren, tengan que salir a la luz familiares de asesinados y crónicas de hechos que pretenden dejar claro que la persona asesinada no hizo nada, nada que los asesinos debieran considerar motivo suficiente para allanar su derecho a la vida y cortar de forma sangrante su presente y su futuro. Si todavía no hemos conseguido que las familias y allegados de los asesinados no sientan la irritante y ofensiva necesidad de explicar que el suyo no hizo nada, quiere decir que hay otra muchísima gente que piensa que motivos para matar personas había y que matar era justo. Nos falta mucho.

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